lunes, 4 de julio de 2011

Vuela alto, no te rindas.

Cuando las lágrimas se vuelven pesadas mientras atraviesan cada uno de los poros de tu rostro y en el corazón sientes pinchazos de angustia, supones que pasado un tiempo las cosas cambiarán y te compensará por todo lo bueno de lo que anteriormente te ha privado. Esperas, esperas y esperas... y notas que las cosas continúan igual y que por más tiempo que pase, las penas siguen ahí, aguardando cualquier momento de debilidad para asaltar de nuevo. Entonces te lamentas en silencio, preguntando al vacío porqué a las buenas personas les pasan dichas desgracias, pero quizá esto sucede porque no es el momento de cuestionarse eso. Es el momento de plantar cara a la vida, levantar la cabeza muy alto, por encima de las nubes, y demostrarla que estas experiencias te van a servir nada más que para superarte a ti mismo/a cada día un poco más y para hacerte mucho más fuerte, y es que no hay nada, absolutamente nada que pueda contigo. Porque después de todo, tu sonrisa podrá con todo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario